lunes, 2 de noviembre de 2009

LA DIVERSIFICACION DE LOS DINOSAURIOS

La diversificación de los dinosaurios



Por Ricardo Pasquali

Dos extinciones masivas, ocurridas hace 205 y 65 millones de años, marcaron, respectivamente, el aumento de la biodiversidad y la desaparición de los dinosaurios en el planeta. El último de estos dos sucesos posibilitó el predominio de los mamíferos entre los vertebrados de los ecosistemas terrestres.

A principios del período Jurásico los dinosaurios prosaurópodos, tan frecuentes en el Triásico tardío, se extinguieron en todo el mundo y fueron reemplazados por sus descendientes, los saurópodos. Estos últimos eran animales herbívoros, cuadrúpedos, y de cuello y cola muy largos.

El único dinosaurio del Jurásico temprano descubierto en la Argentina, el amigdalodonte, pertenece al grupo de los saurópodos. El amigdalodonte estaba emparentado con otros dinosaurios de Europa, África y la India, integrantes de la familia zoológica de los cetiosáuridos, o lagartos ballena.

Esta relación de parentesco entre especies que vivían en zonas tan distantes entre sí no es de extrañar, ya que durante esos tiempos existía en el planeta un único continente, al que se denominó Pangea.

A fines del Jurásico temprano Pangea comenzó a fragmentarse y 40 millones de años después, durante el Jurásico medio, quedó dividida en dos grandes continentes: Laurasia al norte, conteniendo América del Norte, Europa y Asia, y Gondwana al sur, integrada por América del Sur, África, Australia, Nueva Zelanda, la Antártida y la India.

A partir de esta separación comenzó un largo período de aislamiento entre los seres vivos de ambos supercontinentes, lo que trajo como consecuencia que los dinosaurios de Gondwana se fueron diferenciando progresivamente de los laurásicos. Después de 60 millones de años de evolución independiente, surgieron en ambos continentes dinosaurios completamente distintos.

En la Argentina, la mayor parte de los dinosaurios jurásicos conocidos provienen del Cerro Cóndor, en la provincia del Chubut. En este yacimiento paleontológico del Jurásico medio, cuyos estratos poseen una antigüedad de unos 165 millones de años, se descubrió un dinosaurio carnívoro, el piatnitzkysaurio, y dos saurópodos, el patagosaurio y el volkheimeria.

El piatnitzkysaurio medía unos 5 metros de largo. Las características de su dentadura sugieren que este animal no era un feroz predador de presas grandes, sino de vertebrados relativamente pequeños. El patagosaurio, que llegaba a medir unos 14 metros de largo, es el dinosaurio más frecuente de Cerro Cóndor. Como el amigdalodonte, el patagosaurio también pertenecía al grupo de los cetiosaurios.

El descubrimiento de dos adultos y tres juveniles de diferente tamaño encontrados juntos sugiere que pueden representar un grupo familiar. El volkheimeria era de menor tamaño que el patagosaurio y poseía ciertas características más primitivas que este último.

Algunos de los dinosaurios del Jurásico tardío están representados por huellas conservadas en el noreste de Santa Cruz. Se descubrieron pisadas de tres tipos de dinosaurios pequeños y de un mamífero primitivo. Uno de los dinosaurios era un cuadrúpedo, posiblemente ornitisquio -con cadera similar a la de las aves-, con un pie de sólo tres centímetros de largo. Otro era un dinosaurio carnívoro que caminaba en posición bípeda y el tercero también era un carnívoro bípedo, pero de mayor tamaño.

El Cretácico temprano

Hace unos 130 millones de años, en el Cretácico temprano, se inició la separación de América del Sur del resto de Gondwana y, como consecuencia de su lento alejamiento de África, comenzó a formarse, millones de años después, el Atlántico Sur. En la localidad de La Amarga, provincia del Neuquén, se descubrieron restos de varios vertebrados que vivieron en esa época, siendo los más conocidos un saurópodo con espinas llamado amargasaurio y un pequeño dinosaurio carnívoro, el ligabueino.

El amargasaurio medía unos 8 metros de largo y tenía dos filas de largas espinas que se extendían por toda la espalda y el cuello, dándole al animal un aspecto realmente extraño. Estas espinas formaban parte de las vértebras y no eran simples, como en otros saurópodos, sino que se bifurcaban en la parte superior formando una "Y".

La pequeñez del ligabueino sugiere que, posiblemente, se trataba de un predador de pequeños vertebrados y de insectos. El tamaño del fémur es de sólo 5 centímetros de largo, lo que permite estimar su largo total en unos 50 centímetros.

El lapso comprendido entre unos 114 y 107 millones de años atrás, en el Cretácico temprano, es conocido como la Edad Aptiana. Un yacimiento fosilífero de esa edad se encuentra en las cercanías de Picún Leufú, provincia de Neuquén, donde se descubrieron dos saurópodos muy particulares. Uno, llamado agustinia, poseía a lo largo del dorso unas placas de más de sesenta centímetros de largo dispuestas de a pares.

Otra característica de agustinia, que lo torna excepcional, es la presencia de grandes huecos en las vértebras, lo que hacía que el esqueleto fuera más liviano y más fuerte que si hubiese sido macizo.

Este tipo de estructura, además de ser flexible, era capaz de absorber vibraciones y resistir fuertes tensiones. El otro saurópodo tenía una postura similar a la jirafa, con los miembros anteriores más largos que los posteriores.

En unos sedimentos de una antigüedad de 105 millones de años de la zona de El Chocón, en la provincia del Neuquén, se descubrieron dos saurópodos, el andesaurio y el rebbaquiosaurio, junto con un gigantesco carnívoro, el giganotosaurio. Estos dinosaurios poseían parientes cercanos en el África, hecho que se vincula con la posible existencia de una conexión terrestre entre África y América del Sur, la que pudo haberse roto más tarde.

El andesaurio medía unos 15 metros de largo y su cabeza habría estado a varios metros de altura. El rebbaquiosaurio -hasta el momento, el más completo saurópodo hallado en América del Sur- medía 17 metros de largo y estaba relacionado con otro dinosaurio similar del Cretácico temprano de Marruecos.

Hasta ahora, el rebbaquiosaurio es el único saurópodo en el cual se puede confirmar la existencia de piedras gástricas. Estas piedras, también llamadas gastrolitos, cumplirían la función de moler los vegetales en el interior del estómago, ya que estos dinosaurios no eran capaces de masticar la comida que ingerían.

Por su parte, el giganotosaurio, el dinosaurio carnívoro más grande del mundo, poseía un cráneo gigantesco, de aproximadamente 1,80 metros de largo, mientras que, la longitud total del animal se estima en unos 16 metros.

Uno de los más espectaculares dinosaurios carnívoros del mundo es el carnotauro, que vivió hace aproximadamente 100 millones de años. El carnotauro es el primer dinosaurio carnívoro conocido que poseía cuernos y del cual se conserva la impresión de la piel. Una de las tantas particularidades de este dinosaurio son sus pequeños miembros anteriores, muchos más reducidos que los del tiranosaurio del Hemisferio Norte.

Los gigantes del Cretácico tardío

El Cretácico tardío se inició hace 95 millones de años. En esos tiempos, América del Sur estaba completamente separada de África, de América del Norte y de la Antártida.

Uno de los yacimientos paleontológicos con fósiles del inicio del Cretácico tardío se encuentra en la provincia del Neuquén, donde se descubrió a uno de los dinosaurios más grandes del mundo, el argentinosaurio. Las vértebras de este gigante miden entre 1,40 y 1,60 metros de largo y 1,30 metros de ancho. Se estima que el argentinosaurio poseía una longitud de unos 40 metros y su peso superaba las 100 toneladas.

Los dinosaurios saurópodos dominantes del Cretácico tardío pertenecen a familia de los titanosáuridos, llamados así por los tamaños excepcionalmente grandes de algunos de sus integrantes. Dos de estos gigantes fueron el antarctosaurio y el argirosaurio, que vivieron en la Patagonia a fines de esta época.

Un titanosáurido muy particular del Cretácico tardío fue el saltasaurio, descubierto en la provincia de Salta, en unos sedimentos de 70 millones de años de antigüedad. Este dinosaurio, que medía unos 10 metros de largo, tenía el cuerpo protegido por placas de 10 centímetros de diámetro y pequeñas estructuras óseas externas de 1 centímetro de largo.

Los últimos dinosaurios carnívoros


En la Sierra del Portezuelo, provincia del Neuquén, existe un importante yacimiento paleontológico con fósiles de unos 90 millones de años, que corresponde a la parte inicial del Cretácico tardío. En este yacimiento se descubrieron dos dinosaurios carnívoros con características avianas y una garra gigante, la más grande de las conocidas, de un dinosaurio carnívoro al que se llamó megaraptor.

Uno de estos dinosaurios con características avianas es el patagonicus, que está emparentado con otro similar de Mongolia. Este animal medía unos 2 metros de largo y poseía los brazos extremadamente cortos y con dedos atrofiados, excepto el pulgar, que estaba provisto de una garra robusta.

El otro dinosaurio con caracteres avianos es el unenlalagia, cuya pelvis es comparable a la de una primitiva ave jurásica, el arqueopterix.

De una antigüedad algo menor es otro dinosaurio aviano: el alvarezsaurio, un animal carnívoro del tamaño de una gallina que fuera descubierto en Neuquén. Los sedimentos portadores de este fósil poseen cerca de 87 millones de años.

Entre los últimos dinosaurios carnívoros de gran tamaño de la Argentina está el abelisaurio, que vivió hace unos 70 millones de años. Este dinosaurio, que mediría unos 10 metros de largo, fue descubierto en la provincia de Río Negro. El único resto que se conoce del abelisaurio es un cráneo incompleto que mide unos 85 centímetros de largo. Otros dinosaurios afines a éste vivieron en Madagascar, India y Europa.

Los inmigrantes norteamericanos

A pesar de que el ornitisquio -dinosaurio con cadera similar a la de las aves- más antiguo se descubrió en la Argentina, los restos de este tipo de dinosaurios son escasos, si se tiene en cuenta el gran registro con que cuentan los saurisquios.

Algunos ornitisquios, como el pisanosaurio, posiblemente fueron autóctonos y otros ingresaron a América del Sur, durante el Cretácico tardío, como consecuencia de la aparición de cadenas de islas transitorias que permitieron intercambios faunísticos ocasionales con América del Norte.

Entre estos últimos estaban los hadrosaurios, animales que presentaban distintos tipos de protuberancias y crestas óseas sobre la cabeza. El rasgo distintivo de estos dinosaurios es la forma en que se alargaba la parte anterior de la cara para formar un hocico ancho y aplanado, con un pico desprovisto de dientes, que, por su aspecto, recuerda al de un pato.

Para fines del Cretácico, los hadrosaurios se habían extendido por todas las regiones del Hemisferio Norte y habían ingresado a América del Sur. El hadrosaurio de la Argentina mejor documentado es el kritosaurio, descubierto en la provincia de Río Negro en sedimentos depositados hace unos 70 millones de años.

Otro de los inmigrantes norteamericanos del Cretácico tardío, descubierto en la provincia de Río Negro, fue un dinosaurio ornitisquio acorazado del grupo de los anquilosaurios. Los anquilosaurios eran macizos, cuadrúpedos y herbívoros en los cuales el cuello, el dorso, los flancos y la cola estaban recubiertos por completo de un mosaico de placas dérmicas óseas planas, cubiertas por púas y protuberancias de distintos tipos.

Un suceso catastrófico ocurrido hace 65 millones de años puso fin al reinado de los dinosaurios, iniciándose a partir de entonces la era Cenozoica, conocida informalmente como edad de Los Mamíferos debido al dominio de estos animales entre todos los vertebrados terrestres.

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